lunes, 25 de mayo de 2015

Esther cumple cuarenta

Vale, este libro no será nunca una de las grandes joyas de la literatura universal, pero descubrirlo ha sido para mí de lo más emotivo, y como de todo tiene que haber en la viña del señor y en este blog, pues pasemos a comentarlo.


Es emotivo para mí por varias razones. Para empezar me lo han regalado mis sobrinos y eso me encanta, así que ¡¡¡mil gracias, queridísimos Santi, Gerardo y Pilar!!!  ¡¡¡mil gracias también a vuestros adorables papás!!!

Para seguir, crecí con los cómics de Esther. Me regocijé con sus aventuras y desventuras, me sentía identificada con su eterno amor no correspondido por Juanito, me apabullaba su despampanante amiga Rita… todas las tribulaciones de la Esther adolescente tenían un cierto paralelismo con mi “yo adolescente”. Como entonces por suerte no había programas del corazón, recuerdo que mis primas y yo cotilleábamos a base de bien con los tejes y manejes de Esther, sus amigas, sus novios… como si hubiéramos estado comiendo sopas juntos toda la vida. Luego mis primas y yo crecimos, terminamos el instituto, ellas fueron a la universidad, yo empecé a trabajar y me independicé, ellas se casaron y tuvieron a sus hijos, han ido pasando los años… hasta que hace unas semanas mi prima Pilar encontró este libro, y sus peques me lo regalaron, por los viejos tiempos.

Esther Lucas también ha crecido. Ahora es enfermera, está medio divorciada, tiene una hija adolescente, ha recuperado su amistad con Rita, sigue siendo una adorable pecosa a la que le pasa de todo, y lo más profundo de su corazón aún late por Juanito Wowden. Veinticinco años después. Eso es amor y lo demás son tonterías.

“Nos han hecho creer que existe el hombre perfecto y de eso nada. Si es listo, no suele ser guapo. Si es guapo, no necesita ser listo. Y si tiene pasta, no le hace falta ser guapo ni listo.”
Ésta es Rita, que entre enfado y reconciliación con el chulo italiano de su novio, se dedica a filosofar acerca de las relaciones entre hombres y mujeres.

“¿Acaso tengo que darles las gracias a los homosexuales del mundo por que me dejen menos oportunidades de llevarme a un tipo bueno a la cama? Se están quedando con todo. ABBA, Eurovisión, la música disco. Por favor, ¿desde cuándo la música disco es gay?”

Esther y Rita tomando el té.
“¿Cómo es posible que estuviera loca por George Michael? De acuerdo, es guapo. O lo era. Ahora está raro. Tiene aspecto de señora mayor rara, igual que Elton John. Están envejeciendo mal.”
Querida Rita, no eches la culpa a los gays, ¡¡la culpa era de los ochenta!! Y sí, por dios, ¿cómo pudimos tardar tanto en darnos cuenta de que George Michael era gay? ¡Si iba siempre más maquillado que Sara Montiel, y ya es decir!

Esther Lucas, nos encanta que no hayas cambiado ni un poquito siquiera…

“Esther Lucas eres idiota. Una idiota y una bocazas. A ver como lo arreglas.”
(Esther hablando con ella misma)

“Se ríe. Es guapo. Es hortera. Sí, es hortera pero es guapo. ¿Cuánto hace que no estoy con un hombre? Mejor no echo cuentas. ¿Tanto? No puede ser…”

“Pequeño debate interior, ¿debo o no debo mirar? ¿A quién voy a engañar? No debo, pero curioseo igualmente.”

“-Ah… -se queja-. Quien iba a pensar que ese animal iba a pegarme.
-Yo, desde el minuto uno. Por eso te lo dije.”

¡Oh cielos, Juanito!
Y cualquier libro, cómic, película, lo que sea de Esther, no podría ser sin el héroe masculino, el bombonazo, el irresistible Juanito que nos tenía loquitas a todas, y claro, en especial a la pobre Esther. Y no creáis que no le hacía caso, claro que se lo hacía, pero sólo de vez en cuando, en plan “te quiero, eres mi mejor amiga” y esas cosas. Esther Lucas inventó el pagafantismo femenino, que no vengan ahora los modernos dándoselas de originales, que no. Aunque supongo que si el picaflor de Juanito hubiera sido un poco más accesible para Esther, no habríamos disfrutado tanto con la extraña relación entre ellos dos. Ahora Juanito está divorciado, es un famoso entrenador de fútbol, y aunque nunca llegó a desaparecer del todo de la vida de Esther, en esta novela irrumpe con fuerza poniéndole boca abajo las hormonas y las neuronas. ¿Qué acabará pasando entre ellos? Ahhh….

“Juanito era como Beckham antes de Beckham. Y me refiero al primer Beckham, al bueno, no al muñeco de acción casado con la Barbie Spice.”

“Qué guapo es y qué guapo está.”


Y con esta última frase, queridas cuarentañeras, ya está todo dicho. Juanito forever. Ahora a disfrutar del libro y a esperar que Esther cumpla sesenta ;-)