domingo, 29 de septiembre de 2013

Correr es muy sencillo

“No importa tanto llegar a la meta como recorrer el camino con tesón y constancia. Llegar a la meta es eso que pasa cuando no te das por vencido.”



Lees el título de este libro y piensas, “sí vale, claro”, pero luego resulta que es verdad, que correr es muy sencillo. O al menos si no es tan sencillo, correr de forma habitual tiene muchas más ventajas que inconvenientes, es una de las adicciones más sanas y recomendables a las que uno puede engancharse, y es accesible prácticamente a cualquier persona.

“¡Hazlo, déjate de excusas y hazlo!”

Resulta que correr, aunque no siempre puedo hacerlo, ha sido y es mi mejor medicina en tiempos difíciles, por eso estoy tan agradecida a las personas que me animan a correr, en especial tanto al autor de este libro como a mi amigo Rober, mi ídolo en estas cosas del correr. Al igual que se suceden los kilómetros de un maratón, el autor va desgranando en pequeños capítulos aspectos muy interesantes y algunos muy emotivos del corredor habitual. Desde el maratoniano hasta quienes como yo, corremos quince minutos en la cinta y no podemos más, pero correr, corremos y en algunas circunstancias, ya es mucho.

“Tu cuerpo es un tesoro y tus piernas un regalo de los dioses.”

“Cuanto más tiempo tardes en llegar a la meta, más mérito tendrá tu hazaña y más intensa será tu experiencia.”


Por cierto, en el capítulo 34, el autor habla de los desastres que produce el veneno del tabaco, y aconseja huir de los malos humos y no permitir que nadie fume cerca de uno. Sólo por eso, una talibán antitabaco como yo, ya adoraría este libro.

“Nada ni nadie puede ser tan poderoso como para poner en riesgo mi tranquilidad y mi paz interior.”

Para los maratones (o quince minutos de cinta) en carrera, y para los maratones (o quince minutos de cinta) de la vida, más que recomendable este pequeño gran libro, “Correr es muy sencillo”, de Sergio Sánchez Benítez.

viernes, 20 de septiembre de 2013

La pequeña vendedora de prosa

“Aquellos tipos eran capaces de acabar con todo... escribían como asesinos”



Asesinatos, amor en todas sus facetas, excentricidades, literatura, la gran vendedora y el gran fraude, “blancos” literarios (o sea, gente que no ha escrito la novela pero se hace pasar por el autor), una mujer hermosa y lista, una cárcel y un hospital. Agitadlo todo y vereis que hermoso batido ha creado Daniel Pennac.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Una cuestión personal





Cruel. Es la mejor palabra para definir esta novela, cruel e inhumana hasta la exasperación. Aterradora. Fría. Sádica. Y quizá por eso fascina, porque muestra la parte menos humana de los humanos, la que todos rechazamos, la que no quisiéramos tener, pero me temo que todos tenemos.

Y hasta aquí puedo leer.