martes, 28 de julio de 2020

Historia del mundo contada para escépticos




Eslava Galán nunca decepciona, eso lo sabemos desde hace tiempo sus acérrimos lectores, y esta Historia del Mundo contada por el historiador más escéptico habido y por haber, no sólo no decepciona, sino que encandila. Con su facilidad para la narración, su incorrección política, su espíritu divulgativo y esa guasa andaluza que Dios le dio, Eslava nos hace pasar a sus lectores un rato de lo más agradable, sumado a todo lo que aprendemos leyéndole. Dos por uno.



“El cristianismo puede que sea tan falso como el resto de las religiones reveladas o por revelar, pero la gente que lo cursó desarrolló una civilización superior, con todos sus fallos, al resto de las civilizaciones. Por esto éste es un libro cristocéntrico, eurocéntrico o incluso etnocéntrico, exaltador de la civilización occidental nacida en Europa y de su expansión mundial”


Empezamos bien, por si no había bastantes motivos para que el progrerío le tuviera ojeriza, pero como diría Galileo “¡ma si muove!” Vamos que tiene más razón que un santo.



“Ahora un pequeño aperitivo para que se vea cómo somos cuando nos sentimos técnicamente superiores y hay algo que robar al vecino”



“Como ocurrirá milenios más tarde con el Imperio romano y ocurre ahora en Europa, el proceso se inicia con la llegada aparentemente pacífica de oleadas de emigrantes procedentes de países menos desarrollados y termina en ocupación de las instituciones por esos extranjeros que imponen su propia forma de vida menos evolucionada a los débiles o incautos naturales”


Y dale, Eslava… se está rifando una fatwa dictada por Pablo Iglesias y tienes todos los números. Aunque también y de nuevo, más razón que un santo. Grandes civilizaciones han sido derrotadas por bárbaros, que para eso son bárbaros y han sobrevivido a base de perpetrar atrocidades más bestias que las del vecino, pero lo sorprendente es que nos dejemos, que no hayamos aprendido nada de la caída del Imperio Romano y estemos tan tranquilos viendo como unos bárbaros se apoderan de nuestra civilización para destruirla. Poco nos pasa por tontos.



“Los japoneses, gente impaciente que no se espera ni a que se haga el pescado…”



“Poco después se aprueba una ley que impide a los judíos el acceso a puestos de la administración. Los funcionarios judíos pierden el trabajo (un gran quebranto, por cierto, para la enseñanza y las universidades)”


Está hablando como era de esperar del régimen nazi, pero no fue la primera vez en la historia que una sociedad cegada por la estupidez y la codicia, decide prescindir de los judíos. Una ojeadita a la historia del mundo basta para constatar que maltratar a los judíos es un habitual mal negocio, una sociedad sin judíos no gana nada y pierde mucho. Pero a algunos no les entra en la mollera.



“Las dos Alemanias: una prosperó sobremanera gracias al sistema democrático y capitalista y la otra jamás salió de la miseria y hasta tuvo que vigilar las fronteras y levantar el Muro de Berlín para evitar que su población huyera a la otra Alemania. Este caso, unido al de las dos Coreas, comunista la una y capitalista la otra, bastan para ilustrar el fracaso de la utopía comunista”


Les toca recibir a los comunistas. Nada más que añadir.



“Los talibanes (palabra que significa “estudiantes”, entiéndase memorizadores del Corán, aunque se mantengan voluntariosamente analfabetos en todo lo demás)”


Un detalle que siempre me ha resultado muy llamativo de los estudiantes del Corán, es que lo memorizan en árabe aunque ésta no sea su lengua nativa y no entiendan una papa. En fin, me remito al párrafo sobre el cristianismo unas líneas más arriba.



“Nuestras fuerzas han sufrido ya más de cien muertos y otros tantos heridos, contrariedades a las que cabe añadir las reiteradas visitas de la ministra de Defensa Carme Chacón y del presidente Zapatero, el cual, vistiendo chaleco antibalas sobre el traje de Armani, declaró: “no estamos aquí para quedarnos”. En efecto, cumplido el expediente y realizadas las fotos, partió en avión de regreso a la mañana siguiente”


La guerra de Afaganistán es lo que tuvo, tener que lidiar a la vez con el desierto, los talibanes y Zapatero… no hay galones para pagar algo así, de verdad. Por cierto, me parece que Zapatero es para Eslava Galán lo que fue Javier Solana en su tiempo para Pérez Reverte y esto prueba una teoría muy intrínseca del espíritu humano que se me acaba de ocurrir: cuando un escritor guasón tiene ganas de cachondeo, siempre hay a mano un atontado ministro socialista que se lo pone a huevo.



Capítulo 19: Israel y los palestinos. 


Esta capítulo merece mención aparte todo él, porque no tiene desperdicio. Efectivamente, la versión que nos han contado se aleja mucho de la realidad y Eslava Galán se dedica a poner los puntos sobre las íes, sin complejos. Breve resumen para escépticos y luego, los titulares:


-no te creas lo que cuenta la prensa progre

-los judíos COMPRARON las tierras a los árabes, no se las robaron

-los musulmanes salieron de sus casas en Palestina espoleados por sus dirigentes, no debido a que los judíos les echaran

-aproximadamente el mismo número de musulmanes salió de Palestina, que judíos llegaron a ella expulsados de los países árabes. La UNRWA lleva 72 años lloriqueando por los “refugiados” musulmanes; Israel dio cobijo, alimento y ciudadanía a los refugiados judíos en cuanto llegaron, sin un solo lloriqueo

-si todos los odios raciales son estúpidos, el odio a los judíos es además envidia cochina, por las cosas que son capaces de conseguir aún teniendo todo en contra


“Usted lleva años escuchando que los palestinos son inocentes víctimas de los perversos israelíes. Es el monotema de la prensa progre”


“Imagen idílica: desde un cerro, un mozalbete árabe que apacienta un rebaño de cabras contempla con curiosidad los afanes de los colonos judíos que se empeñan, con mil sudores, en cultivar las tierras bajas y pantanosas que le han adquirido al rentista turco dueño de la comarca”


“Hermanos -avisaron a sus correligionarios- retiraos a este lado de la frontera. Ya regresaréis a vuestros hogares cuando hayamos aniquilado a los judíos.”


“Los hijos y nietos de aquel exilio cultivan el victimismo que les permite vivir de las subvenciones de la agencia de la ONU para los refugiados palestinos, UNRWA”


“Paradoja: Israel aceptó e integró a las comunidades judías procedentes de los países árabes, donde los musulmanes les hacían la vida imposible, pero los Estados árabes limítrofes no aceptaron ni integraron a sus hermanos palestinos”


“A las dictaduras islámicas de la región, ancladas en regímenes feudofascistas, les molesta la vecindad de un Estado moderno, libre y democrático, dotado de justicia independiente, derechos cívicos, libertad de prensa, igualdad de oportunidades, igualdad de la mujer, tolerancia religiosa y libertad de expresión (o sea, todo lo que les falta a ellos) y se sirven de él como justificación de sus carencias sociales y su retraso”


Lo dicho, envidia cochina más grande que una catedral.



“El resultado de aquella chapuza ha sido un continente repartido entre tiranos sanguinarios y corruptos (aunque eso sí, autóctonos)”


La chapuza es la colonización de África, y la puyita es resaltar el doble rasero con que se trata a los colonialistas blancos y a los dictadores africanos. Ninguno se merece un premio en derechos humanos, pero el complejo de culpa que arrastra occidente no se sabe muy bien por qué, pinta con rabo y cuernos a los malvados colonizadores y con alitas de ángel a los tiranos que agarraron el poder tras el fin de las colonias, demostrando una vez más que las vidas negras importan sólo cuando sirven para acusar a un blanco de cualquier horrendo pecado. Si los negros se matan entre ellos, ahí ya no se mete nadie, ni hay racismo, ni hay nada.


“Pero ¿acaso no constituyen la esencia misma de nuestra cultura la tolerancia y el contraste de pareceres? ¿No caben sus costumbres bajo el amable paraguas de la multiculturalidad que ya va siendo amplia como la carpa de un circo? ¿Por qué no pensar que el islam ha desembarcado en la vieja y decrépita Europa, tercamente aferrada a sus democracias liberales y a sus derechos humanos, para renovarla con la savia joven de su sangre y con las exquisitas formas de vida ancestral que su cultura aporta?”


Menos mal que no soy la única que lo piensa. Gracias, Eslava, gracias.

miércoles, 8 de enero de 2020

12 reglas para vivir, un antídoto al caos





El polémico Peterson, que la lía cada vez que abre la boca. Como es normal le han llamado “facha”, “nazi”, “homófobo” y una larga lista de epítetos que alguna gente utiliza con una facilidad más que pasmosa para autoconvencerse de que son de izquierdas, y de los más auténticos. A Peterson se la suda bastante, todo hay que decirlo, pero no deja de ser llamativo el odio y la admiración que despierta este hombre.

“Regla 4: no te compares con otro, compárate con quien eras tú antes”

De las 12 reglas para vivir, yo me quedo sin dudarlo con ésta. Nada que objetar y poco más que decir.

Porque sí, aunque no lo parezca tengo algunas cosas que objetar a Jordan Peterson. En general estoy bastante de acuerdo con sus ideas, y he de reconocer que tiene algunos argumentos absolutamente brillantes, pero también en otras ocasiones se columpia un poco. Por ejemplo:

“Si son sanas, las mujeres no quieren niños, quieren hombres. Quieren a alguien con quien competir, alguien con quien luchar. Si son duras, quieren a alguien que lo sea más. Si son listas, quieren a alguien más listo… no hay muchos hombres por ahí que puedan superarlas lo suficiente como para que les resulten interesantes.”

Aún estando básicamente de acuerdo con esta afirmación, Peterson utiliza este argumento en contra de la obligación de establecer cuotas en las universidades y los trabajos, alegando que a las mujeres les será difícil encontrar pareja si acceden en masa a los puestos de más poder y mejor remuneración. Y eso es lo que me chirría de sus comentarios, yo estoy en contra de las cuotas por sexo porque estoy a favor de que todo el mundo tenga las mismas oportunidades y de que sean las personas más cualificadas las que obtengan los puestos, independientemente de su sexo, pero claro, si alguien me dice algo como “no estudies una ingeniería, porque entonces no encontrarás un marido” puede imaginarse a donde le voy a mandar, empieza por “m”. Al mismo sitio básicamente que el 100% de las ingenieras que conozco, muchas de las cuales por cierto tienen maridos estupendos, y la que no lo tiene será porque no quiere. Además de que, francamente, no creo que la hipotética dificultad para encontrar marido consiga disuadir a alguien con dos dedos de frente de estudiar lo que le dé la gana o de trabajar en lo que le dé la gana. Así que en este caso, señor Peterson, patinazo y de los gordos. Todos estamos de acuerdo en que las mujeres suelen preferir mayoritariamente unas profesiones y los hombres otras, pero también en que en nuestras sociedades occidentales a nadie se le impide o se le dificulta acceder a una profesión u otra por razón de su sexo, así que dejémonos de absurdeces y esgrimamos como motivo la libertad de elección para rechazar las cuotas obligatorias, es un motivo que se basta y se sobra.


“Cuando puedes morder, normalmente no tienes que hacerlo. La capacidad de responder a la agresión en realidad reduce la probabilidad de tener que recurrir a la violencia.”

Acertadísima esta afirmación, muy en la línea de aquella máxima de nuestros ancestros romanos “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra). De ahí que los pacifistas me resulten a veces tan ridículos con ese empeño de evitar las guerras a toda costa, como si la lucha no fuera algo inherente al ser humano. A nadie nos gusta la guerra ni siquiera cuando la ganamos, ya lo dijo muy sabiamente Golda Meir, pero aún nos gusta menos que nos aniquilen así que más vale que aprendamos a defendernos. El mejor ejemplo es un buen artista marcial, que puede mostrar una fiereza brutal en un combate pero fuera de él será la persona más tranquila del mundo y el último que se metería en una pelea callejera siquiera accidentalmente. Ojo, he dicho un buen artista marcial, nada que ver con un mascachapas rebozado de anabolizantes. El verdadero guerrero, el de corazón y mente, sabe a lo que se arriesga y que como decía el señor Miyagi “la mejor pelea es la pelea que se evita”. Así lo enseña también mi admiradísimo Kfir Itzaki en sus seminarios de Krav Magá.

Más de mujeres y hombres…

“Y si piensas que los hombres duros son peligrosos, espera a ver de lo que son capaces los débiles.”

El concepto de “masculinidad” es otro de los temas peliagudos que no duda Peterson en abordar, tanto en su libro como en sus charlas. Y se decanta por una masculinidad más bien estilo clásico, para que nos entendamos por un hombre mucho más parecido a los actores de Spartacus que a Mario Vaquerizo, y esa es otra de las razones por las que le han atacado sin cuartel las feministas, los gais, los trans, los progres, los milennials, los posturitas crónicos y todo bicho viviente que no quiera ser llamado “facha” por alguno de estos colectivos. Debo reconocer y no será ninguna sorpresa para los lectores de este blog y el de Zenia, que a mí me gustan mucho más los hombres tipo Spartacus que el marido de Alaska, pero también es verdad que se trata de una cuestión de gusto personal, y que para gustos colores y pelucas. Por otra parte defiendo la total de libertad de cada uno para ser, vestir y expresarse como le dé la gana, y por supuesto el absoluto respeto a todas las personas, así que poco problema con estas cosas. Entre un Miguel Bosé con mallas fucsia y un Craig Parker sin camiseta, yo tengo clarísimo que me iré al catre (o me iría si pudiera, ¡qué más quisiera yo!) con Craig, pero otra gente se iría con Bosé y todos contentos, felices y gustosamente encatrados.

Por desgracia el debate no acaba aquí para Peterson, que también defiende la libertad, pero se niega a utilizar los pronombres “trans”, esos pronombres neutros (en inglés) con los que la comunidad trans exige que se identifique a sus miembros. Ese tema no se trata en el libro, pero he visto en youtube algunos debates entre Peterson y activistas trans bastante encendidos y la verdad es que me sabe bastante mal por ambas partes; no entiendo el empeño de Peterson en negarse a referirse a otras personas como ellas decidan, ni el exceso de algunos portavoces de la comunidad trans cuando afirman que están siendo asesinados porque la gente se niega a utilizar esos pronombres.


“Sabes que eres el hijo de Dios cuando tus máximas afectan incluso a las langostas”

Parece mentira pero estos deliciosos crustáceos han causado problemas y feroces críticas a Peterson. El buen hombre no ha tenido mejor idea que explicar con todo detalle cómo se ha formado la jerarquía social de las langostas a lo largo de la evolución y a continuación extrapolar algunas de sus conductas al género humano, alegando que éstas provienen de un sistema nervioso tremendamente simple y que se han mantenido a lo largo de la evolución, por lo tanto representan la parte más básica de nuestros comportamientos sociales. Qué has dicho. Feministas ofendidas por la comparación con las langostas hembras han salido en masa a arañar los ojos a Jordan, a descalificarle y a decirle que cómo se atreve. Pues se atreve porque sus argumentos tienen lógica, quizá no sean una verdad absoluta pero desde luego parecen probables. Sí, hemos evolucionado más que las langostas, de no ser así estaríamos ahora mismo untados de mantequilla y siendo devorados por algún gourmet de especie superior, pero lo que Jordan postula es que básicamente, en lo más recóndito de nuestra cavidad craneal, funcionamos para algunas cosas exactamente igual que las langostas. A la hora de alimentarnos, reproducirnos y escapar de posibles depredadores somos muy, pero que muy básicos.

“En mi Reino -dice la Reina de Corazones a Alicia- necesitas correr con todas tus fuerzas si pretendes permanecer en el mismo lugar.”

“Es mucho mejor para los seres que dependen de ti que los vuelvas competentes, no que los protejas.”

“No me gustaría que las mujeres capaces de deslumbrar con su simple presencia desaparecieran solo para que los demás no tuviéramos que sentirnos inseguros.”

“Lo mismo ocurre cuando los terapeutas bienintencionados colocan a un delincuente menor de edad entre otros adolescentes comparativamente civilizados. Lo que se expande no es la estabilidad, sino la delincuencia.”


Y aquí es cuando alguien propone que los que han cometido delitos graves estén encerrados toda su vida, o sean deportados a sus países, o directamente no se les permita entrar en un país y vivir libremente en sus ciudades. A continuación un batallón de progres aparece tirándose de los pelos, clamando “racista, racista” y exigiendo que todo el mundo tenga la segunda oportunidad que ellos dicen que merece. El resultado final… sí, es exactamente el que predice Peterson: no se expande la estabilidad, sino la delincuencia, y así nos va.


“¿No es posible que tu desprecio sea en realidad más saludable que tu compasión? ¿De verdad estás seguro de que la persona que suplica que la salven no ha decidido ya aceptar un sufrimiento absurdo porque algo así es más fácil que asumir cualquier responsabilidad? Antes de ayudar a nadie, tendrías que descubrir por qué esa persona tiene problemas.”

No hay más que remitirse a los múltiples estudios sobre la conducta de ayuda para entender esta contradicción. A todos nos ha pasado alguna vez que un amigo nos pide ayuda, se la damos de todo corazón y no sólo no la agradece, sino que a partir de ahí nos convierte en su enemigo y se dedica a hacernos todo el daño que pueda. Que no suele ser mucho, también es verdad, pero lo que cuenta es la intención. Es una sensación horrible que te suceda algo así y encima te pongas a pensar “¿qué he hecho yo para merecer esto?” porque te pones a pensarlo quieras o no. Y no es culpa tuya, sino de la intrincada mente humana y de personas que, incapaces de asumir su propia responsabilidad, buscan descargarla en el primero que pillan para luego además echarle la culpa de sus fracasos. Ya le pasó a Eva con Adán, ¿no iba a pasarnos a los demás?



“Y Adán, en su desdicha, señala directamente a Eva, su amor, su compañera, su alma gemela, y la delata. Y después culpa a Dios. Le dice: ‘la mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto y comí’. Qué patético y qué exacto. La primera mujer llenó al primer hombre de inseguridad y resentimiento. Entonces el primer hombre culpó a la mujer y después a Dios.”

“Muchos serían víctimas de sus vecinos más celosos, resentidos e improductivos, que utilizaron sus ideales de colectivización comunista para enmascarar su propósito asesino.”


Y con el comunismo hemos topado. Si Peterson no deja títere con cabeza machacando a los defensores del patriarcado, su explicación de cómo el comunismo destruyó la Unión Soviética y Camboya es simple y certera como un dardo: la riqueza se puede repartir, el talento no. Cuando a los campesinos más talentosos se les maltrató y asesinó para arrebatarles su riqueza, la cual era fruto de su talento, dejó de haber gente que hiciera funcionar el país y éste se hundió en el hambre y la miseria. Nada más que decir, salvo que parece ser que la humanidad no aprende la lección y el comunismo sigue hoy día teniendo sus adeptos.


“Los estudios de Tajfel demostraron dos cosas: primero, que la gente es social; segundo, que la gente es antisocial.”


Con el tema del patriarcado, Peterson se muestra firme: atribuir al patriarcado la presunta opresión que sufren las mujeres, no es más que una excusa y una estupidez aunque se haya convertido últimamente en dogma de fe. Pero no es de extrañar, hay mucha gente cobrando mucho dinero por defender a las mujeres presuntamente oprimidas y si no hay patriarcado se les acaba la fiesta, así que se tiran a degüello a cualquiera que lo cuestione y mucho más a Peterson que lo tienen enfilado. En realidad, Mr. Peterson lo único que hace es explicar que lo que realmente ha oprimido a las mujeres a lo largo de los siglos han sido sus propias e inevitables funciones biológicas, y lo demuestra el hecho de que esa opresión disminuyó drásticamente con inventos como los tampones o la píldora anticonceptiva. A partir de ahí las mujeres se sintieron más libres y más cómodas: ya no se veían obligadas a utilizar incómodos y antihigiénicos paños en su menstruación, ya podían planificar sus embarazos, ya podían demostrar en el entorno laboral que eran igual de válidas que los varones. El patriarcado no lo inventaron los hombres blancos con intención opresora, vino dado por las circunstancias sociales de la misma manera que está desapareciendo conforme éstas van cambiando, y no falta mucho para que desaparezca totalmente. Si le dejan las feministas, claro está, que son hoy día el único colectivo interesado en perpetuar el patriarcado eternamente, y qué quieren que les diga, no deja de ser curioso.