miércoles, 15 de agosto de 2012

Agnes Grey

“Me preguntaba por qué tanta belleza recaía en personas que tan mal uso hacían de ella, y se les negaba a otras que podrían emplearla en beneficio propio y en el de los demás. Pero Dios sabe lo que hace, pensé. Seguramente hay hombres tan vanos, egoístas y crueles como ella, y quizá este tipo de mujer sea el castigo que merecen.”




Señoras y señores, de nuevo con todos ustedes las hermanas Brontë. Esta vez es la pequeña de ellas, Anne, la menos conocida, la que menos éxito literario tuvo en su día, pero no por ello la que escribió obras de menor calidad, y “Agnes Grey” es una buena muestra de ello. Anne fue institutriz, y en sus experiencias se basó para escribir la historia de Agnes, al igual que su hermana Charlotte revivió en “Jane Eyre” los tormentos que sufrió en el internado. Lo sorprendente de la obra de las tres hermanas es que nunca salieron de un radio de unos sesenta kilómetros en la brumosa Inglaterra; que nunca tuvieron unos estudios, una ayuda familiar para ser algo en la vida. 

Anne Brontë

Hijas de un pastor protestante, relegadas al papel de mujeres solteronas, todo lo hicieron solas (incluso publicar sus primeras obras con seudónimos masculinos), mientras su hermano, el único varón de la prole familiar, dilapidaba el dinero de su padre en borracheras y putas. Y ellas, sin más medios que su talento lograron ser tres genios de la literatura y retratar como nadie las pasiones que nunca tuvieron oportunidad de vivir. Así de injusta es a veces la vida, y así de bien saben algunos seres humanos sobreponerse a ella. Señoras y señores, de nuevo con todos ustedes las hermanas Brontë. Que lo disfruten.

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